En mi casa, no es que nos emocione comer pescado, pero es un
alimento esencial en el crecimiento y desarrollo de los más pequeños. Así que
de vez en cuando tenemos que preparar algún plato que otro.
La verdad es que a mis hijas el pescado que más les gusta el
bacalao, de hecho siempre que le preguntaban decían que ellas solo comían bacalao.
Ya sabéis la inocencia de los niños, y de eso nos aprovechamos las amatxus a veces,
porque si la merluza les parecía bacalao, y si encima la comen sin protestar
pues mejor que mejor. Para que vamos a desengañarles.
Yo suelo comprar colitas de bacalao salado y luego las
desalo para cocinarlas, unas veces con patatas, otras en ensalada aunque para
esto me gusta más el desmigado.
El Bacalao salado es un alimento rico en fosforo, lo cual
nos ayuda a mantener en mejor estado nuestros huesos, y nuestros dientes. Nos
ayuda a lograr una mayor resistencia física y a mantener también en forma nuestro cerebro.
Además de todo esto, es muy bajo en grasas y posee una gran
cantidad de proteínas, lo que le hace ideal para el desarrollo muscular, y se
convierte así en un alimento muy importante durante el embarazo y también la
infancia.
Como curiosidad sobre este pez, os diré que es característico
de los mares fríos, suele nadar por las profundidades, y que las mayores de
concentraciones de ellos se suelen
encontrar en el mar de Barens, en la zona cerca del Ártico.
Como hay que desalarlo antes de comenzar a cocinar, el plato
requiere preparación previa, porque tenemos que sumergir las piezas en agua fría
durante 48 horas y cambiarla tres veces
al día. Es muy importante que el agua este fría porque así, las piezas y la
carne del pescado, se mantendrá tiesa y no se abrirá. Durante el tiempo que
realizamos la desalación siempre tenemos que mantener el pescado en la nevera.
Ingredientes
5 tajadas de bacalao
1 cebolla
1 pimiento rojo
2 pimientos choriceros,
8 dientes de ajo
2 patatas
1 guindilla tipo cayena (si gusta picante)
Aceite, sal,
Salsa de tomate
Elaboración.
Vamos a sacar la carne
a los pimientos choriceros, para ello los ponemos a cocer durante unos diez minutos.
Luego los abrimos y con una cucharita les sacamos la carne, la vamos a reservar
para más tarde.
Pelamos los ajos, la cebolla y el pimiento rojo, Los picamos
lo más fino que podamos y los ponemos a pochar en una cazuela con un chorrito
de aceite bien caliente. Primero ponemos los ajos, cuando estén doraditos pero
no quemados la cebolla, le echamos sal y tapamos. Cuando este pochada ponemos
el pimiento rojo y volvemos a tapar.
Mientras esto va pochando, vamos a pelar las patatas, las
lavamos y después vamos a cortarlas en lascas.
Por si no sabéis o no lo habéis oído nunca, cortar en lascas es cortar en trozos alargados y finos.
Por si no sabéis o no lo habéis oído nunca, cortar en lascas es cortar en trozos alargados y finos.
Una vez que hemos hecho esto, echamos las lascas de patatas
en la cazuela donde tenemos pochando la verdura, lo sazonamos y lo dejamos rehogar.
Después vamos a añadir la guindilla, la carne de los pimientos
choriceros y la salsita de tomate. Lo mezclamos todo bien y lo dejamos cocer.
Durante el tiempo que dura la cocción de la patata junto con
las verduras, vamos a ir preparando los trozos de bacalao. Esta vez he elegido lomos, así que debemos partirlos en lascas, al
igual que las patatas. Lo único es que si lo compráis desmigado, ya tenéis
medio trabajo hecho. A continuación añadimos las lascas de bacalao a la cazuela
y lo dejamos cocinar durante 5 o 10 minutos, no más, para que se mezclen bien
los sabores y los aromas. ¿No os huele delicioso?
Espero que lo probéis, y disfrutéis de este rico plato.
Además de ser sencillo, es un plato que
tiene su origen en los arrieros que marchaban por la zona de Bilbao y Zaragoza,
porque tenían que prepararlo de víspera y normalmente a la vera de los ríos,
poco a poco se fue colando entre posadas y ventas, hasta llegar a los restaurantes.
Espero que hoy haya logrado introducirlo en vuestras cocinas.